Ella solo me ofrecía su culo y yo comencé a besarle cada glúteo hasta llegar a su culo y allí metí mi lengua, ella comenzó a gemir y a decir no, no por favor que hace tiempo que no lo hago por allí, y yo le dije entonces yo te saco las tela arañas y comencé por meterle un dedo en la vagina para que se calentara más y la otra mano me la ensalivé y de un dedo iba introduciendo en su culo, ella gemía y se ponía más caliente al escuchar la gente del otro lado de la puerta, entonces de repente le puse la punta de mi aparato en su culo, ella me miró y me dijo no, y yo riendo introducía la punta.
Ella se quiso salir pero no tenía para donde ir, y en ese instante golpearon, ella me miró y me balbuceó, ¡mi marido! pues lo miró por la obertura de la puerta y yo le dije, entonces te vas a tener que aguantar el dolor y ella me dijo, no por favor, que nos descubren, y yo centímetro a centímetro se la metía hasta que llegué al final y ella me dijo, se fue y soltó un gemido que más que un gemido pareció un bramido y comenzó a mover su culo más rápido, yo me sentí en el cielo, sus piernas escurrían sus jugos.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario