jueves, 28 de agosto de 2008

morenas cachondas

Cuando ella me respondió noté en su cara un cambio de color del pálido blanco con el que me saludó en el umbral de mi puerta a un rojizo de calentura que me gustó mucho, entonces me senté tras de ella en otra silla de oficina y le comencé a dar masaje en la parte del cuello y le dije.

• Una forma de darle las gracias es aminorarle el cansancio. • Ella me miró y me dijo gracias y me tomó las manos.

Luego de estar así un rato mis manos comenzaron a bajar por sus brazos hasta que una de ellas se posó en uno de sus senos y en un pezón que se encontraba rígido, ella paró su lectura y tomó mi otra mano la cual dirigió a su otro pezón, y comencé a masajear ambos, y que cada vez se ponían más duros, en ese instante una de mis manos bajó a su entrepierna que encontraba bastante poco resguardada con unas medias o panthys, y pude sentir algo así como un bikini…

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