Cuando ella me respondió noté en su cara un cambio de color del pálido blanco con el que me saludó en el umbral de mi puerta a un rojizo de calentura que me gustó mucho, entonces me senté tras de ella en otra silla de oficina y le comencé a dar masaje en la parte del cuello y le dije.
• Una forma de darle las gracias es aminorarle el cansancio. • Ella me miró y me dijo gracias y me tomó las manos.
Luego de estar así un rato mis manos comenzaron a bajar por sus brazos hasta que una de ellas se posó en uno de sus senos y en un pezón que se encontraba rígido, ella paró su lectura y tomó mi otra mano la cual dirigió a su otro pezón, y comencé a masajear ambos, y que cada vez se ponían más duros, en ese instante una de mis manos bajó a su entrepierna que encontraba bastante poco resguardada con unas medias o panthys, y pude sentir algo así como un bikini…
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